Trabajamos para empoderar

Villa Rabal es la casa de mi madre. Allí es atendida por gente que la trata como si fuera de la familia. Siempre está acompañada, con atención de excelencia, no sólo profesional, sino, lo que es aún más importante a su edad -89 años-, afectiva. Contenida, atendida de manera permanente por personas preparadas y con un carácter muy especial, entretenida con distintas actividades, en resumen, creo que no podría estar mejor a su edad y con sus condiciones físicas y psicológicas. Cuando decidimos en familia (somos sólo cuatro con ella) que se trasladara a vivir a Villa Rabal, con su convencimiento y acuerdo, tomamos una decisión inmejorable. No fue fácil para ninguno de nosotros, pero su estadía en su casa, con cinco personas que la atendían se tornó insostenible y los riesgos e inconvenientes que se multiplicaban. En suma, estamos muy contentos con su nuevo hogar, pleno de confort, cariño, comprensión y dedicación profesional.

Hace un tiempo cuando comencé a ver el deterioro cognitivo de mi mamá, me surgieron múltiples miedos, interrogantes, y allí comenzó el proceso que me llevó a VIlla Rabal. Ya en una primera entrevista con el Dr. Guillermo, de una manera cálida me recibió, le puso palabras a mis dudas, me dio calma y me orientó en un proceso que comenzaba con algunos miedos. Con el pasar de los días mi Mamá transformó su vida pasiva, llena de silencios, ausencias, angustia. Comenzó a sentir otras emociones, a vivir desde la alegría, a disfrutar de la vida y a permitirse que la consientan . Villa Rabal se transformó no solo en su Hogar sino en el lugar donde pudimos juntas volver a conocernos, a reirnos como nunca lo hicimos, a contarnos historias, y de esa manera sanar nuestro vínculo.

Villa Rabal apareció en la vida de nuestra familia en un momento de mucho dolor y muy complicado. No sabíamos bien qué decisión tomar y tuvimos la enorme dicha de cruzarnos con hermosas personas que de una manera u otra supieron contenernos y ayudarnos en cada paso que dimos. Hoy vemos aliviados que mamá está cuidada como una reina en este palacio llamado Villa Rabal. La valiosa tarea que realizan y la manera que la llevan a cabo solo se puede describir con una palabra: GRACIAS.

Villa Rabal es un hogar que se focaliza en brindar a todos la tranquilidad y confianza del cuidado, contención y afecto. Un lugar donde se respetan tiempos y deseos priorizando el entusiasmo por vivir en armonía comunitaria Es para toda mi familia una experiencia enriquecedora y paradigmática que nos atraviesa día a día, cualquier temor o prejuicio inicial fue disipado al ver a mamá valorar tanto el lugar como su casa.

En lo personal no fue nada fácil tomar la decisión de que mi mamá fuera a una residencia. Sentimientos encontrados me invadían. Conocer Villa Rabal y a sus profesionales fue encontrar la explicación exacta a la necesidad que nos urgía: “hallar un espacio físico para mi mamá donde se priorizara su calidad de vida y se atendiera a sus necesidades personales, emocionales, cognitivas, sociales, recreativas. Encontrar un Centro de Vida : ¡eso me impactó! Es altamente gratificante ver cómo rejuveneció mi mamá, cómo es atendida y contenida desde el amor. El amor y la contención que también nos transmiten a nosotros. Hoy puedo decir que siento que todos somos parte de una gran familia: la familia de Villa Rabal.